Nuestras casas, nuestros hogares, son lugares privados, dotados de cierto aire personal. Se ven como nosotros: son desaliñadas si somos desaliñados; suenan como nosotros, porque serán ruidosas si somos ruidosos. Y huelen a nosotros, a nuestros perfumes y comidas preferidas, a nuestro limpiapisos favorito y nuestra ropa sucia.
Y también aquí suceden un montón de cosas que vale la pena detenernos a pensar. Aquí nos detendremos a cavilar sobre los pequeños sucesos que acontecen detrás de las paredes de nuestras habitaciones, de las cosas que suceden por la noche cuando regresamos después del trabajo o durante la mañana cuando tomamos el desayuno; para todo lo que consideramos privado.
- A través del vaso.
 - Bolear zapatos.
 - De luces y sombras.
 - El aroma del café.
 - El eco de los ladridos.
 - El reloj despertador.
 - El sueño de un gato.
 - La marcha del reloj.
 - La noche en vela.
 - Las cortinas resplandecen.
 - Lavar la loza.
 - Los domingos de agosto.
 - Los quehaceres.
 - Plantas dentro de la casa.
 - Pies de mármol.
 - Polvo sobre los muebles.
 - Reflexiones en torno al solsticio de invierno.
 - Sentarse a la mesa.
 - Tirado y con fiebre.
 - Varas de incienso.
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y usted qué opina?